miércoles, 17 de junio de 2015

Miradas silenciosas...

Hay momentos en los que miras y no ves, y momentos en los que todo lo que tienes delante lo ves, todo es transparente, todo lo que ves te dice algo. 

¿Cómo puede ser todo tan fácil? Nunca había tenido miradas tan silenciosas a la par que habladoras, contaban historias, removían sentimientos sin necesidad de articular palabra, sin necesidad de hacer nada, simplemente una mirada infinita y sin hablar. Pero ellas sí hablaban, ellas se contaban las cosas más bonitas y dulces que había en este maravilloso mundo, esas miradas y lazos que sólo aparecían cuando encontrabas a ese alguien. 

Nunca antes habían llegado a ver más allá, nadie había conseguido traspasar el escudo protector que había forjado durante años tras derrotas y batallas dañinas, pero llegó, con todas sus fuerzas, con miradas que traspasaban ese escudo, que conseguían ver donde nadie vio jamás. Te sientes vulnerable, pero con alivio tras saber que había alguien que veía lo que realmente eres.

Hay momentos en los que no necesitas hablar porque las miradas hablan por sí solas, te encuentras en una burbuja, un pequeño mundo en el que solo estáis vosotros, sólo están las miradas, esas que hacen que tu cuerpo se ponga nervioso, que tu cuerpo se estremezca sin necesidad de una bonita palabra, sin necesidad de un roce, aunque ansiando una caricia. 

El espacio que os separa se hace grande solo con las miradas. Es un momento tan único y mágico que ambos temen romper con palabras. Porque esas miradas hablan más si los labios callan. 

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