Pero se equivocaba, sus formas de demostrar su necesidad de que pensasen en ella, eran demasiado bruscas.
Ese día decidió tirar la toalla, romper con todo lo establecido previamente como válido en su cabeza y cambiar los pasos a seguir. Ese día tomó las riendas de su vida de una forma diferente, pero con tanta claridad que no hubiese malos entendidos ni errores.
Ahora tocaba mirar a los ojos a todos y decirles las cosas tal y como eran.
No era fácil, pero prefería enfrentarse a la dificultad que lamentarse el resto de su vida por haber dejado pasar una oportunidad valiosa por el miedo a no pensar en sus intereses reales. Ese era el momento en el que se cruzaba en su camino el egoísmo, un egoísmo que podría hacer que fuese la mujer más feliz del mundo y que para otra persona también lo fuese.
Cogió sus pies de plomo, su ilusión, sus ganas y su siempre sonrisa infinita, se lanzó un guiño frente al espejo y se dijo a sí misma que todo iba a ser como ella quisiera.
Ahora le tocaba a los demás entender, ella solía ser el máximo apoyo, siempre sonreía, siempre estaba dispuesta, esta vez había aprendido a decir que no cuando no podía más; se levantó con la misma fuerza que se levanta alguien para emprender un nuevo proyecto repleto de ilusión.
En ese proyecto estaba ella, sólo ella, lo demás era secundario, había entendido la importancia de que los demás eran un mero acompañamiento, pero que el verdadero objetivo era ella, conocerse, quererte y disfrutar de cada instante a su manera.
La importancia de la soledad había tomado un camino mucho más importante que antes, ahora la soledad ya no le daba miedo, ahora la soledad era la mejor de sus opciones, la mejor de sus ideas porque solo estando sola podía estar con cualquiera de verdad, porque solo estando ella primero, podría dejar que los demás estuvieran en su vida de verdad.
Facebook Sonrisas Rojas
Ese día decidió tirar la toalla, romper con todo lo establecido previamente como válido en su cabeza y cambiar los pasos a seguir. Ese día tomó las riendas de su vida de una forma diferente, pero con tanta claridad que no hubiese malos entendidos ni errores.
Ahora tocaba mirar a los ojos a todos y decirles las cosas tal y como eran.
No era fácil, pero prefería enfrentarse a la dificultad que lamentarse el resto de su vida por haber dejado pasar una oportunidad valiosa por el miedo a no pensar en sus intereses reales. Ese era el momento en el que se cruzaba en su camino el egoísmo, un egoísmo que podría hacer que fuese la mujer más feliz del mundo y que para otra persona también lo fuese.
Cogió sus pies de plomo, su ilusión, sus ganas y su siempre sonrisa infinita, se lanzó un guiño frente al espejo y se dijo a sí misma que todo iba a ser como ella quisiera.
Ahora le tocaba a los demás entender, ella solía ser el máximo apoyo, siempre sonreía, siempre estaba dispuesta, esta vez había aprendido a decir que no cuando no podía más; se levantó con la misma fuerza que se levanta alguien para emprender un nuevo proyecto repleto de ilusión.
En ese proyecto estaba ella, sólo ella, lo demás era secundario, había entendido la importancia de que los demás eran un mero acompañamiento, pero que el verdadero objetivo era ella, conocerse, quererte y disfrutar de cada instante a su manera.
La importancia de la soledad había tomado un camino mucho más importante que antes, ahora la soledad ya no le daba miedo, ahora la soledad era la mejor de sus opciones, la mejor de sus ideas porque solo estando sola podía estar con cualquiera de verdad, porque solo estando ella primero, podría dejar que los demás estuvieran en su vida de verdad.
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