viernes, 5 de junio de 2015

Cinco minutos...

Cinco minutos, eso era lo que tenía que esperarlo, cinco minutos y llegaría... 

Esos fueron los cinco minutos más largos de su vida, estaba ansiosa, esperaba con ganas que llegase ese momento, seguía ultimando los detalles para que todo fuera perfecto, podría ser el día, podría ser el adecuado.

Comenzaba sus últimos retoques, revisando que todo estuviera bien, empezaba a mirar su pelo, que estuviese correctamente peinado, repasaba con un cepillo que estuviera todo listo, por un lado, por otro, por detrás... Miraba el reloj, seguían quedando cinco minutos..

Ahora se pasaba al maquillaje, la máscara de pestañas se había marcado un poco bajo su párpado, así que se quitó la mancha; los coloretes estaban en perfecto estado, pero los labios... Había que retocarlos aunque estuvieran perfectos, una sonrisa... un guiño de ojos y... ¡Maldito reloj, que no pasa! Quedan cuatro minutos.

La ropa está bien... Aunque se mira de arriba a abajo, abre el armario por si encuentra algo que le convenza más, pero no, prefiere seguir con lo que ha elegido... No vaya a hacerse tarde... Y aún quedan tres minutos... 

Da tiempo a una ojeada del bolso, el móvil, el dinero, las llaves, está todo dentro, el pintalabios para posibles retoques durante la noche, todo, listo, sin más, no sabe qué más hacer, se pone de los nervios, así que decide salir, coge las llaves, cierra la puerta y a dos minutos de la hora prevista, sale. Encuentra a un hombre nervioso, cómo ella, esperando impaciente que llegue, mirando el reloj, un reloj que parecía ir tan lento como el de ella. 

Y, de repente, se cruzan las miradas. Ese momento fue único, se paró el tiempo, a las miradas se unen las sonrisas, de alegría, nerviosismo, atracción, admiración, ilusión... Un cúmulo de sentimientos se removían dentro de ambos, se veía reflejado en las miradas, esas miradas encendidas, esas miradas que brillaban más allá de una simple amistad, había una conexión única, sabían que había algo más que amistad. La prudencia se hizo presente, ambos se acercaron, se saludaron con dos besos en las mejillas y se dirigieron hablando de temas banales hacia el restaurante...

Posiblemente se convirtiera en un "Primer encuentro..."

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