jueves, 18 de junio de 2015

Momentos inigualables...

Mientras charlaban, comenzaban a reír, a acercarse sin moverse, cada vez tenían una conexión más cercana, cada vez tenían una cercanía mayor sin necesidad de disminuir la distancia física que los separaba. 

Todo transcurría con naturalidad, las risas y las conversaciones se entrelazaban tan fácilmente que no eran conscientes del tiempo que estaba pasando, únicamente sabían que había pasado mucho tiempo por la cantidad de bebidas consumidas en el establecimiento.

No eran desconocidos, simplemente no se habían encontrado en el momento adecuado, sin embargo, ahora, sí lo era, ambos estaban inmersos en un momento mágico, de conexión, de sonrisas, de ganas por saber más de la otra persona. El respeto que se tenían como amigos se apreciaba por la distancia que mantenían. 

En un momento, ella se levantó para pedir, pero al intentar coger el vaso que él tenía, sus manos se rozaron. Se quedaron petrificados, esa chispa que ambos habían sentido, les recorrió todo el cuerpo, jamás habían sentido algo así estando juntos y el mejor reflejo de la satisfacción... Una sonrisa. Ambos sonrieron, ambos se miraron sin articular palabra, esas miradas silenciosas que lo decían todo. Se separaron lentamente y volvieron al mundo real, para que ella fuese a pedir, pero intentando no romper esa conexión y esa mirada fija de ambos. 

¿Qué había pasado? ¿Ambos habían sentido lo mismo? Ambos querían, deseaban, ansiaban volver a sentir ese chispazo, ese sentimiento sorprendente y agradable, que conseguía que temblaran las piernas, que el nerviosismo recorriera cada parte de sus cuerpos, pero que era tan agradable como volver a tocarse. Ambos querían acercarse más, físicamente, pero no querían invadir el espacio del otro sin conocer su consentimiento, sin saber que ambos deseaban esa cercanía...

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